¿Habrá Bourne 4?

Jason Bourne

Según lo que venía diciendo Matt Damon, el no seguirá con la serie de películas del espía Jason Bourne. Pero debido al éxito de crítica y público que está teniendo en todo el mundo, cuesta no imaginarse que algún productor no quiera que sigan…

Copio una nota muy interesante aparecida ayer en Clarín, donde Matt Damon habla de la trilogía de Bourne, y otras cosas sobre su carrera, entre ellas la supuesta cuarta película:«No estaría mal, pero es difícil de sostener.»

Va la nota de Clarín entonces:

Matt Damon: «Bourne salvó mi carrera»
Steven Goldman THE GUARDIAN ESPECIAL PARA CLARIN

Matt Damon se convirtió en un éxito de la noche a la mañana el 23 de marzo de 1998. Junto con su amigo de la infancia, Ben Affleck, ganó un Oscar al mejor guión por En busca del destino. Recibió los elogios de Billy Crystal y el aplauso de Jack Nicholson. Los dos habían logrado lo imposible saliendo del anonimato al escribir su propia película, con lo que sorprendieron a todos, hasta a ellos mismos.

«Fue increíble -dice Damon-. La gente habló de un éxito de la noche a la mañana, pero para ese momento yo ya llevaba once años trabajando. De todos modos, el cambio fue fuerte, pasás de la más completa oscuridad a caminar por la calle en Nueva York y que todo el mundo se de vuelta a mirarte».

Damon tiene 36 años. Vive en Miami y está casado con Luciana Barroso Bozan, que trabajaba en la barra de un bar (ver recuadro). Tiene una hijastra, Alexia, y una hija de un año, Isabella, que le contagió un resfrío. «Cuando los chicos están enfermos no duermen bien, por lo que tampoco uno duerme», dice sonriendo.

Damon está en Los Angeles para hablar de Bourne: el ultimátum, tercera parte de una saga a la que considera responsable de la segunda parte de su carrera. «Después de La supremacía… tuve la libertad de hacer las películas que quería -declara-. Por eso hice Syriana, Los infiltrados y El buen pastor, teniendo en cuenta el guión y el director. Ese es todo el control que se puede tener sobre la propia carrera. Todo depende de qué se elige y qué se acepta.»

Damon, cuyos padres se divorciaron cuando tenía dos años, creció en Cambridge, Massachussets. Asistió a Harvard, pero abandonó poco antes de terminar para dedicarse a la actuación. Sus colegas en la búsqueda de roles eran Ed Norton, Brendan Fraser y Chris O’«Donnell. Su primer papel importante lo consiguió en Coraje bajo fuego. «Hay que presentarse y competir -dice-. Y si uno consigue un papel tiene que causar la suficiente impresión para conse guir otro después.»

El estreno de En busca del destino le cambió la vida. Pronto consolidó su posición y trabajó para los grandes: Coppola (El poder de la justicia) y Spielberg (Rescatando al Soldado Ryan). Interpretó un papel muy ajeno a él en uno de sus mejores trabajos: el del asesino calculador de El talentoso Sr. Ripley, de Anthony Minghella. Parecía que nada podía salirle mal.

Pero luego de varios fracasos -como Leyendas de vida y Espíritu salvaje-, Damon notó el cambio. «Había visto las idas y venidas de muchas carreras y tenía conciencia de lo que implicaba una serie de fracasos consecutivos. De pronto desaparecieron los papeles. No me afectó en el plano personal, pero sin duda fue el fin de un período ascendente».

La mala racha se terminó con el estreno de Identidad desconocida. «Estaba haciendo teatro en Londres -cuenta-. La película se estrenó un viernes y el lunes ya tenía veinte propuestas después de no haber recibido ni una en meses. Así son las cosas en este ámbito. Si una película tiene éxito, a uno le ofrecen más papeles. No importa si uno es un buen tipo o no. Si una película anda bien, uno tiene trabajo. Por eso es que Bourne salvó mi carrera.»

El éxito comercial y de crítica de Identidad… sorprendió a casi todos. «Se suponía que la primera película de Bourne iba a ser un desastre -señala-. El estreno se postergó un año. Hicimos retomas y nadie confiaba en la película. El guionista, Tony Gilroy, fue el primero de la historia de Hollywood que declaró contra sí mismo para compartir el crédito. Eran fuertes indicios de un fracaso.»

Todos lo veían así, menos Damon. «Los pesimistas abandonan el barco -dice-. Pero yo creo que hay que tratar de desactivar la bomba antes de que estalle. Cuando se está en el medio de un lío hay que tratar de resolverlo. Nosotros lo hicimos. A partir de entonces, mi carrera cambió.»

Las primeras dos películas de Bourne recaudaron más de 500 millones de dólares en los Estados Unidos y fueron un gran éxito en DVD. Damon recibió 20 millones de dólares por la tercera película. La serie Bourne, que se basa en versiones muy libres de las novelas de Ludlum -«sólo conservamos los títulos», dice- renovó el género. Muchos atribuyen a su influencia la nueva imagen recia del Bond de Daniel Craig.

«Sigue siendo una profesión muy insegura», dice Damon, que atribuye su éxito actual a su persistencia, la suerte y, a diferencia de Affleck, a que se mantiene lejos de los medios. «Si uno termina en la tapa de las revistas de chimentos, está listo», afirma. Opina que los problemas de su viejo amigo se deben a papeles que «no fueron buenas elecciones» y al exceso de exposición. «Los lunes aparece tomando un café en algún lado. Los martes, en una librería. Cuando llega el viernes ya nadie quiere ir a ver la película porque uno no tiene ningún misterio.»

Sin embargo, Damon respalda a Affleck. Su lealtad es auténtica y sincera. Si bien ambos planean seguir colaborando en el futuro, en la actualidad no están escribiendo guión alguno. De sus últimos trabajos, parece tener especial simpatía por Robert De Niro y El buen pastor. Ahora se viene una esperada tercera colaboración con Greengrass, Imperial Life in the Emerald City, basada en el libro de Rajiv Chandrasekaran, ex corresponsal de The Washington Post en Bagdad. Damon y Greengrass trabajan para poder comenzar la producción este año.

De todos modos, sigue barajando la idea de una cuarta película de Bourne y piensa en el futuro. Sabe lo que quiere: trabajar como trabaja hoy. «No estaría mal -dice-, pero es difícil de sostener.» También sabe lo que no quiere: «Uno logra ubicarse en la industria y empieza a proteger esa posición. Eso lo lleva a ir siempre sobre seguro en lo que respecta a tomar decisiones, y eso es algo que no quiero hacer.»

Traducción: Joaquín Ibarburu

Advertisement

Comments are closed.